Existe una razón principal por la cual empresas tan grandes como OCESA se vuelven ricas con nuestro dinero, el cual se lo damos gustosos, casi casi aventándolo al aire, sólo por el simple hecho de que traerán a uno de nuestros artistas favoritos a la ciudad.
Cuando estás en el venue con cerveza en mano y desesperado y de repente apagan las luces y el escenario se prende, es una sensación de emoción indescriptible cuando sabes que el concierto ya va a empezar, y toda la multitud corre hacia delante para estar a unos pocos centímetros más de ese artista.
Toda esa sensación en el cuerpo de alegría y emoción, incluso a veces de melancolía, es las que hace a la experiencia de compra.
Decidí hablar de este tema porque hace no mucho tiempo me encontré con un video muy particular en Youtube. Fue sobre el conocido festival de música electrónica “Tomorrowland”. De hecho, ni siquiera fue sobre el festival en sí, el video trata sobre los boletos que Tomorrowland entrega a sus compradores para que desde un inicio, en cualquier país en donde estén, empiecen a vivir una mágica experiencia llena de fantasía y misterio.
En resumen, en este video se ve a un chico recibiendo sus boletos en una caja misteriosa y un sobre con una llave con la cual abrirá la caja y ahí estarán sus pulseras con las cuales tendrá acceso. Dejaré el link abajo por si les da curiosidad.
Tal vez muchos de ustedes ya habrán visto este video pero yo lo vi hace poco y me vinieron a la mente mil cosas, así que me puse a pensar: ¿cuánto le pudo haber costado a Tomorrowland este tipo de detalle?, ¿unos 5 dólares como máximo? Pero esos cinco dólares hicieron felices a miles de personas y Tomorrowland obtuvo una publicidad increíble de boca en boca, independiente a todos los videos de muchos usuarios más que encontré después haciendo lo mismo, abriendo su caja de brazaletes.
Estos videos me hacen querer profundizar en toda la experiencia que existe en el preámbulo de cada producto.
Tomorrowland pudo haber optado por ofrecer a sus clientes descargar sus boletos y llevarlos impresos para poder acceder, y ellos igual hubieran estado felices simplemente por el hecho de que iban a asistir. En lugar de eso, tuvieron la increíble idea, un poco más cara, de hacerlo a su fantasiosa manera, pero que dejó satisfecho a cada uno de los clientes.
Yo estuve algunos minutos sin palabras por el único hecho de ver el video. Acepto que si hubiera comprado los boletos y me hubiera llegado una caja así, hubiera enloquecido de felicidad, y seguramente también lo hubiera grabado. ¿Ustedes también se hubieran sentido igual?
Platíquenme en los comentarios si alguno ha ido a este tipo de festivales o conciertos y cuál ha sido su experiencia. ¿Qué es lo más memorable y único que recuerdan de ese evento?
Nos leemos en el siguiente artículo y les dejo aquí abajo el video.